COMO FLANES

David de la Fuente | Diario de un aficionado
23 de Marzo de 2014
Llegó el día “D” y la hora “H”. Uno de los dos partidos que no podemos fallar. Uno de los dos partidos de “nuestra liga” que tenemos que ganar. Generamos un ambiente increíble, el campo con ambientazo desde casi una hora antes, las peñas animando sin parar y es que no es para menos. El Rayo es uno de los equipos que tradicionalmente se nos da bien y encima si le ganamos le metemos  mucha presión, le empatamos a puntos pero con el “gol average” ganado le superamos, saldríamos al menos hoy del descenso.


Y sí, sí, presión, presión es con la que ha salido nuestro equipo. Parecían un flan, no sé si eran sabedores de la importancia, si es que les pesaba mucho la goleada de Sevilla o qué, pero no dábamos pie con bola, pero increíblemente marcamos un gol, bueno, marcamos, sube al marcador un churro de gol que ni nos lo creemos. De repente nos entra un  “deja vu” que dicen los franceses y pensamos en el partido del Barça. Golito en la primera parte, buena defensa ante un equipo que toca bien el balón pero que le cuesta hacer gol y tres puntos. Bien, chicos ¡vamos!


Pero no, de partido similar al del Barcelona no ha tenido nada, ni el equipo ni la afición. De verdad que me daba pena ver cómo nos asediaban en nuestro campo, cómo éramos incapaces de dar dos pases seguidos y de oír únicamente gritos de ¡Rayo, Rayo! ¿Qué nos pasa? ¿Qué solo sabemos animar contra los grandes? Ni siquiera el “bufandeo” que personalmente no me gusta nada ha sido como en otras ocasiones. No sé si por el equipo, si porque pensábamos que estaba todo hecho y que le íbamos a meter siete o justo por todo lo contrario; y claro, pasó lo que tenía que pasar, y encima con un ex ¡vaya golazo nos ha “clavao”! 


Nos vamos al descanso con una cara de tontos que no podemos con ella, pero por otra parte se veía venir. Lo mejor que nos podía ocurrir es irnos al vestuario. Tomamos un respiro, comemos el bocadillo y a ver si la segunda parte cambia.


Comienza el segundo tiempo igual que terminó el primero, con más miedo que vergüenza en algunos jugadores y la grada con la cabeza baja y llevándonos las manos a la cara cada vez que ataca el Rayo. Vale, que sí, que es cierto que no tenían ocasiones de juego, pero es que vuelvo a decir que temblamos como flanes cada vez que se acercan, y siguiendo con los flanes es que para hacerlos hay que tener materia prima, vamos, lo que ponen las gallinas. . . lo que al menos ha puesto Larsson cuando ha salido al campo que además nos ha conseguido animar y se han vuelto a oír los gritos de ¡Pucela, Pucela! Y ¡vamos mi Pucela, vamos campeón!


Cogemos al toro por los cuernos y empezamos a ser nosotros. Nos despertamos todos, los jugadores principalmente y ahora sí, empujamos adelante, llevamos al equipo en volandas pero ni por esas ¡por favor, Óscar! ¿Qué me has hecho? Y le dedicamos nuestro grito de ánimo ¡Óscar, Óscar! Porque se lo merece todo, y se va a desquitar ante La Real o ante el Almería, o ante los dos. . . y más nos vale porque el tiempo se acaba.


Uno quiere ser optimista, ver el vaso medio lleno, pero es que en la jarra hay poquito agua. Típico debate de ¿el punto es bueno o es malo? De momento nos sirve para recortar un puntito al Getafe y estar un punto más cerca de salvarnos. Seguimos en la lucha y eso es lo importante. Recuerdo cuando estábamos en Segunda que decía Mendilíbar que lo importante era llegar a los últimos diez partidos con opciones de subir; pues bien, no sé a quién le he oído que en Primera lo importante es llegar a los seis últimos partidos con posibilidades de salvarse, y que yo sepa aún no estamos desahuciados.


Debemos dejar de temblar, templemos los ánimos, estemos con el equipo porque está siendo un año duro y difícil, y se salvará el que guarde la calma, y para eso los vallisoletanos somos únicos, y con gente como Rubio, Óscar o Guerra es fácil tener calma. Este mes nos lo jugamos todo, y el domingo no te fallaremos, ahí estaremos, ¡vamos Pucela, no nos falles tú, que juntos podemos!