UN CRITERIO ÚNICO

No seré yo quien ponga en duda la gestión de Dionisio Miguel Recio al frente del Balonmano Valladolid. El todavía presidente dejará el Club en los próximos años, después de vivir una última temporada realmente dura y complicada en lo deportivo y lo económico. Y no será justo ni real valorar su trabajo por los últimos cuatro meses.

Sin embargo, leo con cierto asombro y preocupación que el dirigente vallisoletano afirmó este miércoles que puede que ya no llegue ese central que el equipo necesita. Y no es la primera vez que la entidad da marcha atrás a lo que él mismo anunciaba días antes.

Primero fue el asunto de la portería. De la necesidad de un portero, se pasó a la afirmación que "con la cantera la portería estaba bien cubierta". Más tarde se lesionó Yeray y entonces sí llegó Héctor, quien parece además que este mismo jueves renovará su contrato. Eso sin olvidar las veces que Pastor ha reconocido que necesita "guardametas de garantía".

Pero en el tema del central los vaivenes han sido más importantes. Se dijo que no era necesario, luego se aseguró que tenía que ser alguien "que marcara la diferencia". Posteriormente se pidió que llegara uno "con ilusión y ganas pero que no desestabilizara el presupuesto". Y ahora se asegura que la solución está en casa, fruto simplemente del buen partido de César Pérez en Vistalegre.

Entiendo que el Balonmano Valladolid quiere salir cuanto antes del pozo del descenso, pero estas cambios de criterio producto de "un calentón" no creo que sea la solución adecuada. Hace falta un criterio único entre directiva, dirección deportiva y entrenador. Decidir si viene alguien a "colaborar, sumar, ayudar o decidir". Y cada uno de esos términos tiene un coste diferente.