UN POCO PREOCUPADO

David de la Fuente | Diario de un aficionado
21 de Octubre de 2013

Tengo la costumbre de contar un cuento a mi hija todos los días antes de ir a dormir, y como el partido era a las nueve de la noche en principio no se lo iba a poder contar. Además, estaba enfadada conmigo porque no la subía al fútbol, con lo que le gusta ir. De hecho su canción preferida es la que le enseñó su tía también abonada del Pucela “ni Barsa ni Madrid: Real Valladolid...“, y claro, a uno se le cae la baba. Pero vamos, que lo que yo iba a decir es que al final decidí contarle el cuento un poco antes, un cuento que comenzaba “había una vez, un señor muy malo, muy malo, que no le gustaban los niños, y como era el que mandaba decidió poner los partidos de fútbol por la noche, para que no pudiera ir ningún niño con sus papás...”. Y la niña, que es pequeña pero no tonta, me dijo “claro, por eso te vas tú solo y yo no puedo ir contigo, ¿verdad?”. 





Y en esto que llegué puntual a mi cita con el Pucela el domingo a las nueve de la noche, a pesar de que hay señores muy malos que no quieren que vayamos. Pero, como en los cuentos, estoy seguro que al final los buenos siempre ganan. Solo espero que no sea demasiado tarde y Zorrilla no se llegue a parecer a esos castillos abandonados, llenos de telas de araña y el único sonido que se oye es el de los búhos y los lobos. De momento, por suerte no es así y según te acercas al estadio huele a fútbol, pero también huele a expectación, a preocupación, a necesidad de victoria.





No nos habíamos sentado aún en nuestros asientos y recibimos el mazazo del primer gol del Sevilla. Todas las estadísticas y milongas que venía oyendo por la radio de que si el Sevilla aún no había ganado este año fuera de casa, que si no nos ganaba en Zorrilla desde el año 86 con gol de Onésimo (el único que ha debido de meter con la zurda desde fuera del área en toda su vida) y tal y tal, se venían abajo de un plumazo. 





Bueno, como es al principio tenemos todo el partido para remontar, y parece que algo intentamos, pero vamos, que no, que no pasamos de tres cuartos de campo ni por asomo. Alguna internada por la izquierda de Peña que con diferencia fue el mejor del partido y poco más. Y en estas llega el segundo del Sevilla, 0-2, y dan ganas de irse para casa. Minuto 30 de la primera parte y estamos pidiendo la hora para que llegue el descanso. Y menos mal que llegó, que si no nos cae el tercero o el cuarto.





¡Venga chicos! Pensamos, peor de lo que lo hemos hecho es muy difícil, a poco que nos esforcemos remontamos. Parece que salimos con otro aire que incluso se nota en la grada. Los pitidos del descanso se vuelven palmas y el equipo lo nota, pero necesitamos algo más. Eso de más que puso Juan Ignacio con los cambios, salió D. ÁLVARO RUBIO y varió el rumbo del partido: cómo mandaba, cómo cambiaba el balón de lado a lado moviendo al Sevilla, cómo se le notaban las ganas que tenía de volver a jugar; y en cinco minutos de estar en el infierno pasamos a creer de nuevo en el equipo. Un impresionante Manucho, que por alto remataba todos los melones que le venían, por fin encontró un centro aceptable. De quién, de quién si no que de nuevo de Peña, que no paró en todo el partido. Nos devolvió la ilusión y cuando el árbitro pitó la falta al borde del área todos visualizamos el gol, sabíamos dónde iba a ir el balón, es más, lo sabía hasta el portero, pero ahí estuvo un Ebert que no hizo nada más en el partido, ni falta que hizo. Golazo por toda la escuadra.





Cinco minutos faltaban pero valía más la pena guardar lo que recuperamos (hay que dar las gracias al Sevilla por echarse atrás y ser tan rácano en su fútbol...) y en fin, no es lo mejor pero tal y como se habían puesto las cosas, con un puntito nos tendremos que conformar.

Aún así estoy preocupado porque no ganamos, porque no jugamos bien, porque veo que los de abajo empiezan también a ganar, y estamos en la liga de tres puntos. 





Sumar de uno en uno a veces... mmm..., no vale. Y estoy preocupado por las lesiones que no terminamos de recuperar a los jugadores, y estoy especialmente preocupado por Álvaro Rubio que se me antoja fundamental en este equipo. Más nos vale cuidarle bien y que nos dure mucho; y estoy preocupado por la gente que silba, aunque quizá sea necesario empezar a dar toques de atención. 





Estamos a tiempo, pero hay que empezar a ganar ¡ya! Sin ir más lejos el viernes en Vallecas (otra vez que tendré que contar a mí hija el cuento del señor malo que no quiere a los niños y por eso no quiere que vayan al fútbol). Este año vamos a sufrir, y aunque hemos vivido un par de años tranquilos, no nos olvidemos que “somosvalladolid” y eso lleva implícito sufrir hasta el último minuto. Claro que para sufrir el pobre Sisi, que eso sí es peor, recupérate pronto y #animoSisi.